En los tiempos en los que yo crecí, la educación estaba muy influenciada por la religión, las normas sociales y de comportamiento, estaban regidas por conceptos que la religiosidad dictaba, por ejemplo, eras catalogado como una buena persona, según la cantidad de sacrificios (privaciones de tus propias necesidades, diversión y descanso) que estuvieses dispuesto a hacer en beneficio de los demás, en pocas palabras, mientras menos te ocuparas de ti mismo y más de las necesidades de los “necesitados” eras mejor visto y considerado socialmente como una Persona de bien.
En fin, para resumir este pasaje al que hago referencia, en esos tiempos, ocuparse de sí mismo era mal visto pues demostraba exceso de Ego, vanidad, etc.
Ahora bien, en estos tiempos se ha reconocido que cuidar de sí mismo, es inclusive lo más importante que debe hacer un Ser humano, con la intención de conocerse y gestionar asi, desde su auto conocimiento, cada área de su vida.
Disponer un ESPACIO PERSONAL dentro de la rutina de hábitos de un individuo, es sin duda una de las decisiones de mayor peso que se debe tomar ya que incluir y respetar el disfrute de este espacio especial, repercute notablemente en la calidad de vida del Ser Humano. Ahora bien, considerando la importancia que ocupa este espacio, en el diseño de la rutina y los hábitos que se deben adoptar, es necesario reconocer, en definitiva, que se trata de un permiso para hacer lo que, literalmente te provoque, lo que quieras para ti, sin consultar a nadie, la posibilidad de expresarte libremente y disfrutar esa espontaneidad sanamente, porque este espacio va a contribuir a mantenernos en equilibrio emocional, mental, físico y espiritual.
Hoy en día, todas las propuestas de Salud integral recomiendan, disponer en la rutina diaria un tiempo o ESPACIO PERSONAL, en donde pueda experimentarse el sano disfrute de sí mismo, con simpleza y armonía, propiciando el descanso necesario, la despreocupación, la contemplación de la naturaleza, el entretenimiento en la lectura, ratos de ocio y esparcimiento en espacios abiertos, pero sobre todo disponer de ese Espacio Personal para el reconocimiento de sus propias virtudes, habilidades, gustos, placeres, deseos y sueños, inclusive, reconocer, sus fragilidades y temores para disolverlos, conectándose así, con el verdadero sentido Supremo del Ser Humano, que es el Reconocerse en Amor y Luz.
e las maravillosas experiencias que nos abre los nuevos caminos Amorosos que propone la Vida.